El equipo del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, elabora un plan para poner fin a más de dos décadas de chavismo en Venezuela, con el objetivo de debilitar al gobierno de Nicolás Maduro y facilitar su salida negociada del poder. Según fuentes citadas por EFE, el proceso podría culminar en un exilio de Maduro «en menos tiempo del que creemos», sin necesidad de intervención militar estadounidense.
Una de las medidas clave que evalúa el equipo de Trump es la posible cancelación de la licencia que permite a la petrolera estadounidense Chevron operar en Venezuela, lo que, según los analistas, podría generar una ruptura en la estructura de la administración de Maduro. El impacto de esta medida sobre la economía del país sería significativo, pues Chevron ha sido uno de los principales socios del chavismo en la industria petrolera. La presión sobre el régimen se intensificaría para abrir la puerta a una mayor desestabilización política interna.
Una fuente del equipo de política exterior de Trump comentó a Axios que «no nos importaría lo más mínimo ver que Maduro comparte vecindario con Bachar al Asad en Moscú», al hacer referencia al exilio del líder sirio, donde la situación se deterioró después de más de 13 años de guerra civil.
«Es un problema»
Fuentes citadas por EFE dijeron que: «Venezuela es un problema porque está mandando a sus criminales a Estados Unidos y genera preocupación de seguridad nacional. Maduro acabará yéndose en menos tiempo del que creemos».
El equipo de Trump para América Latina, liderado por el nominado a secretario de Estado, Marco Rubio, ha abierto la posibilidad de utilizar los canales diplomáticos con el chavismo para forzar la salida de Maduro. En su audiencia de confirmación en el Capitolio, Rubio propuso revisar las licencias que permiten que compañías como Chevron continúen sus operaciones en Venezuela.
El equipo de Trump también trabaja en una estrategia para la reconstrucción de Venezuela, que podría atraer inversiones internacionales para revitalizar la economía del país, severamente afectada por años de estancamiento. Entre los mediadores clave en este proceso están Christopher Landau, número dos de Rubio; Michael Waltz, asesor de Seguridad Nacional; y Mauricio Claver-Carone, enviado para asuntos latinoamericanos, quienes han mantenido conversaciones con figuras de la oposición venezolana, como Edmundo González Urrutia y María Corina Machado.
De acuerdo con fuentes cercanas a González Urrutia, mencionadas por EFE, el objetivo es dejar claro que el gobierno de Maduro es, en la práctica, una «organización narcotraficante» con vínculos peligrosos con Irán y Rusia, lo que representa una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Con este contexto, Trump y su equipo diseñan un plan que busca tanto el fin del chavismo como una posible salida pacífica para el gobierno, con el apoyo de la oposición venezolana.